Espacio de Expresión

Septiembre de 2020

       Adiós "Tony" Peralta, el Profe morocho del alma clara

           por Walter Caimmi

Antonio “Tony” Peralta, ya no te veremos en las históricas canchas del Tenis Club La Plata. Te nos fuiste casi sin avisar. En el medio de esta pandemia maldita que tanto dolor y sufrimiento nos trajo, ni despedirte pudimos. Ese corazón tan grande y generoso que tenias una día dijo basta
Antonio era morocho, bien morocho, de rostro aindiado. Casi que no parecía un profesor de Tenis. Habia que verlo jugar para darse cuenta que había dedicado buena parte de su vida a este deporte que tanto queremos. Era generoso con todos, hasta con sus rivales que les indicaba como mejorar sus golpes. Sencillo y humilde hasta los huesos, resaltaba por su juego pero mas por su generosidad con sus amigos y compañeros.

En los últimos años tuvo su lugar en el mundo. El Tenis Club La Plata, entidad que había ayudado a forjar desde sus orígenes. Y allí tenia sus alumnos, chicos, jóvenes, adolescentes que lo querían con devoción y respeto. Se lo había ganado con su trayectoria, con su bohonomia y hombría de bien.
El “Tony”, o simplemente el Negro, había jugado nuestros torneos de la Asociacion Platense de Tenis, sobresaliendo su compañerismo no exento de competitividad y pasión por el juego. Y luego se volcó a su club, a los torneos interclubes y sobretodo a sus clases, con sus chicos que tanto amaba, guiaba y aconsejaba.

De la popular barriada de Lisandro Olmos, hasta su perfil coincidia con su barrio, que lo vio dejar esta tierra un dia cualquiera de septiembre, pero que no lo olvidaremos todos los que integramos la Asociacion Platense de Tenis (A.P.T.).

Que en Paz descanses, querido Negro Antonio “Tony” Peralta, tu ejemplo, tu estirpe de Pueblo humilde y trabajador, demuestra que el tenis también lo tiene, tu amistad perdura y tus enseñanzas grabadas en el corazón de tantos pibes del club que tomaron una raqueta de tu mano y de tu sabiduría. Ahí estaba tu riqueza, y no te la llevas, queda en la Tierra y en el polvo del Tenis Club.

(Texto de Walter Caimmi en recuerdo de Tony Peralta)

Septiembre de 2020

      Te recordaremos siempre Tony!!

           por Jorge Puppo

Yo lo conocí de joven el tendría 26 años y yo 15. A los 17 deje de jugar y lo re encontré en el TCLP hace 5 años aproximadamente. Siempre un caballero. Tenía un problema en sus ojos producto del polvo de ladrillo tantos años de estar dentro de las canchas... muy risueño alegre y feliz era enfermero y muy deportista.

Un gran compañero un tipo íntegro ... se lo va a extrañar ...

(Texto de Jorge Puppo en recuerdo de Tony Peralta)

Septiembre de 2020

      Despedida a Tony!!

Toda la familia del TCLP, despiden con profundo dolor a Tony quien fuera Socio, profesor y jugador de nuestro club. Por siempre en nuestros corazones.

Familia del Tenis Club La Plata

Diciembre de 2018

      Cualquier duda hacemos dos…

           por Gustavo Vidal (jugador APT)

En cuantas ocasiones escuchamos esta frase previa al comienzo de un match. Para el jugador de tenis recreativo, como es el caso de quien escribe, el acercamiento a este deporte fue producto de lograr un mejoramiento en el estado físico general, procurando en ocasiones optimizar el cardiotenis, y por otro lado en la búsqueda de cierta dispersión mental que nos saque de las actividades cotidianas. Siempre tuve la certeza que si uno tiene que aclarar algo que  en  realidad está implícito en  la  dinámica del  juego, es  porque  no  existe  tal certeza. Después de cinco años de recorrer el Circuito Platense de Tenis, y alternando en Categorías de Megatorneo y Veteranos, me di cuenta que tal como debería marcar la regla natural del aprendizaje y la evolución madurativa, los adultos no dan el ejemplo; asimismo también pude visualizar la naturalidad y caballerosidad de los jóvenes que en ocasiones de alguna duda en acciones de juego, como por ejemplo un pique dudoso, manifiestan claramente repetimos el punto o miramos el pique, dando lugar a un posible error de interpretación del mismo. Por otro lado es dable destacar en el segmento de los adultos y sobre todo en aquellos que comenzaron de grande a practicar y/o entrenar en este complejo deporte, es un ejercicio adicional de concentración hacer foco y mirar fija la pelota para una correcta ejecución, por lo cual si es difícil golpear en el punto dulce de la raqueta, acción que le resulta mucho más natural a un joven que comenzó de más pequeño y tiene incorporado el registro de juego descripto, como parte inherente a su preparación que le permite no tener simultaneidad de pensamientos en ese mismo momento, en contraposición a un jugador adulto de club, que intenta en el abanico de opciones, tener una correcta posición de preparación del golpe, ejecución, terminación y acertada dirección. Como alguna vez manifestó un profesor, si a los adultos les cuesta mirar fijo la pelota para ejecutar un golpe, más difícil aun es  tratar de identificar  un  pique,  en  ocasiones  sacarle  la  vista  a  la  pelota  es  parte  emergente  de  la velocidad del juego, por lo cual, retomando la génesis de título de la nota, cuando surge una duda, y según aprendimos en el educación formal, debemos preguntar, y ante la respuesta confiamos en la veracidad de la información recibida, porque entendemos que el principio regulatorio de la correcta y ecuánime convivencia es la buena fe, igualmente se debe entender que en la adrenalina de la competencia se pueden visualizar distintas opiniones, porque las palpitaciones que acompañan a un punto intenso, critico o definitorio determinan que la ansiedad nunca puede generar decisiones inequívocas, porque ante un hecho factico, en este caso  puede  haber  dos  interpretaciones  y/o    decisiones,  que  no  deben  ni  beneficiar  ni perjudicar a los involucrados, por lo cual considero que es el alma mater de, “cualquier duda hacemos dos”. Los hechos son validados con ejemplos para ilustrar argumentos, pero en ocasiones se tornan inverosímiles. Hay algunos modus operandi conocidos por todos, y por citar alguno y ser un poco más original en la descripción, la respuesta más inaceptable que escuche fue, “pico en la línea pero del lado de afuera”, reglamentariamente como todos sabemos “pico en la línea”,  pero en este caso, consideró que la pelota fue out…otra acción utilizada que me tocó vivir y escuchar en reiteradas ocasiones, fue escuchar “hacemos dos”, pero de una manera “selectiva”….y los protagonistas de esta nota son los entrenados y conocidos, “buscadores de piques”, que los identifican muy lejos de donde ocurrió el mismo, buscando luego de pasada la acción marcas imaginarias de algo que solo sucedió en su ansiada fantasía que la pelota sea buena o mala según la conveniencia del juego y tanteador.

Ante lo descripto deberíamos entender, que ante todo el tenis, es un deporte que elegimos, como parte lúdica de sociabilizar y mantenernos en un estado biológico aceptable para el caso de los adultos, y por otro lado un partido ganado o un trofeo obtenido con la certeza que fue erosionada la honestidad de cualquiera de las partes, hace que ese “logro” sea tan falaz como la expresión “cualquier duda hacemos dos”, siendo este el único “golpe” que un profesor nunca va a enseñar.

Gustavo Vidal

Julio de 2017

Todos siempre jugamos para ganar…...

Martín Rocca, coordinador de la escuela de tenis base de la Academia Sánchez- Casal e impulsor del proyecto Tennis Aid, escribió este artículo tras la victoria de Feliciano López este domingo en el torneo de Queen´s. Una reflexión pausada sobre el concepto de victoria en el tenis actual. *

 “Es posible que me equivoque, pero en mi opinión hay dos tipos de jugadores de Tenis:

Los que juegan para ganar y los que juegan para divertirse y restan importancia al resultado siempre que hayan pasado un rato agradable. Pero NADIE juega para perder. Aunque sea un partido entre amigos de club quieres ganar, si eres de la segunda clase de jugadores y pierdes, unas bebidas post-partido arreglan todo.  Lo que ocurre es que lamentablemente el sentido que se le da a la Victoria va más allá de logros o superación. ̈Si no ganas algo importante, no has hecho nada ̈. Esa es la lectura que se hace en un mundo competitivo como el del Tenis. ¿No es cruel? ¿No es una forma injusta de no ver lo que mucha gente ha alcanzado con el paso de los años tras horas y horas de trabajo?

Acabo de ver la final de Queen ́s y Feliciano López, de 35 años es quien levanta la copa de Campeón. ¿Cuántas veces hemos tenido charlas de café en los clubes y se han escuchado frases como: 'Feli es un pecho frío', a 'Verdasco le falta cabeza', 'Carla es una jugadora de otro planeta pero sin saque no se puede ganar nada hoy en día'?...y la lista sigue.

Volviendo al caso de Feliciano, se le entregó una placa en el BCN Open por haber jugado los últimos 17 años en Trofeo Conde de Godó, lo mismo en Madrid donde jugó 18 temporadas seguidas. Lleva 60 torneos de Grand Slam consecutivos y más de una década instalado cómodamente en el Top40. Estos son números que nadie te regala.

¿Qué tal si le preguntamos a los miles de chicos que juegan en nuestras Academias si les gustaría ganar 1 punto ATP/WTA? ¿Y que pudieran jugar el Main Draw de un Future? o un Challenger. Ni que hablar si pudieran recibir un WC en un Premier o un ATP 250. Eso sería para muchos (en realidad para casi todos) la mayor experiencia de su vida tenística porque la brutal competitividad de los circuitos profesionales se devora a muchísimos chicos que quieren cumplir el sueño de vivir de esto. Entonces sabiendo lo que cuesta llegar a lo más alto del ranking (llamémosle Top100) y, aún más difícil, mantenerse allí instalado tantos años, ¿por qué considerar que a estos jugadores les ha faltado ganar algo grande para ser reconocidos?

Seamos realistas y justos. Jugadores que representan a su país en Copa Davis o Fed Cup, que juegan torneos grandes todo el año, que tienen miles de fans y chicos que los emulan, no pueden ser menospreciados porque en sus vitrinas no tienen una Copa de los Mosqueteros o el plato de Wimbledon.”

*Enviado por Gustavo Perelsztein  

Abril de 2017

Perdí porque……  *

Había un viento bárbaro, me molestaba el sol cuando sacaba, hacia un calor insoportable, por el frío  no

 pude entrar en calor. Y claro, las condiciones climáticas no eran óptimas…

La pelota estaba pelada, estrenaba raqueta, justo cambie el encordado, la red estaba un poco alta o baja, le faltaba polvo a la cancha, el fleje no se veía bien desde el fondo, por la humedad la pelota era un peluche. Y claro, los elementos de juego no estaban en condiciones...

Anoche no dormí bien, me dolía mucho el hombro-codo-muñeca-cintura-rodilla-tobillo, hace días estoy mal del estomago, no pude entrenar en toda la semana, me clave una milanga así de grande antes de entrar a la cancha. Y claro, las condiciones físicas no eran las mejores…

La suerte del rival también tiene su lugar con frases del estilo “ le salían toooodas “ ó “ no sabeees... 3 pelotas pegaron en la faja y cayeron de mi lado y encima me robo un punto“ ( perdió 6-1 6-0).

Y bla, bla, bla…

Pregunto ¿ por casualidad, no había una figura humana del otro lado de la red que se movía también con raqueta en mano ? ¿ Ese sujeto habrá tenido algo que ver con el resultado final ?

Incapaces de darse cuenta de lo obvio, resultan intolerables. Ó tal vez el ego les impida razonar, para ser benévolo.

Pero el motivo de este comentario no es solo describir una situación común, sino dar, humildemente, una solución casera al tema.

Repítanse varias veces: “No debo ser egoísta”. “Debo pensar en los demás”

Estarán curados cuanto se escuchen decir “ perdí porque el rival era mejor, ó si no lo era, porque jugo mejor ese partido, “ perdí porque él tenía condiciones técnicas naturales y las uso”, “perdí porque aun sin condiciones técnicas, corrió y las devolvió todas, merito de su regularidad y entrenamiento físico”, “perdí porque si bien las condiciones climáticas no eran optimas, tuvo el merito de adaptarse mejor que yo a ellas”.

Si esas frases no aparecen o la milanga puede mas, “ el solitario” siempre es una buena opción.

                                                                                                           * Enviado por Daniel Valente 

                                                                                                              (jugador APT)    

Febrero de 2017

¡¡ Que malo es mi compañero !!  *

 Algunos jugadores sólo lo hacen en singles en forma exclusiva, pero resulta extraño quien no haya jugado en dobles alguna vez, incluso fuera de un torneo por puntos.

La negativa a hacerlo puede venir dada por motivos varios, algunos confesables. Podríamos citar la dificultad para conseguir más jugadores que coincidan en horario, o lo que es más difícil aún, que sean de nivel de juego similar. Otro podría ser el de verse obligado a participar menos en el juego. Quizás también el no perjudicar al compañero ante un eventual pobre desempeño propio. Cada uno podría añadir otros motivos, tales como la necesidad de practicar todos los golpes posibles, ganar estado físico, etc.

No obstante lo anterior, algunos de esos jugadores deciden participar en dobles, incluso en torneos puntuables. Y ahí aflora la actitud y el motivo de este comentario.

¿Cuántas veces hemos visto como espectadores los claros gestos de desaprobación y desagrado de jugadores hacia el propio compañero ante un punto perdido por éste, tal vez por una mala decisión o una mala ejecución, o ambas a la vez? 

¿Quién no lo ha sufrido en carne propia dentro de la cancha alguna vez? 

¿A quien no le ha pasado de perder puntos casi ganados intentando toques innecesarios o reveses imposibles, quien no ha cometido una doble falta en un set point o ha pegado smashes a la ligustrina o con el mango?

A todos nos ha pasado y nos seguirá pasando.

Perdón, corrijo, a todos menos a "ellos", nuestros ocasionales compañeros, jugadores cuasi perfectos, los que creen que nunca se equivocan. Los que creen estar disputando un torneo de ATP y no uno de APT.

Esos que tras el punto perdido por el compañero, gesticulan ampulosamente abriendo los brazos, moviendo la cabeza de lado a lado repetidamente, mordiéndose el labio inferior, levantando la cabeza al cielo o mirando a rivales o publico, buscando una sonrisa cómplice.

Y lo hacen no una, sino varias veces.

¿Conocen a alguno?

¿Si se dieran cuenta que esa actitud desleal hacia su compañero no es una gracia para festejar sino que habla muy mal de ellos mismos como persona, lo seguirían haciendo?  

No lo sabemos.

Démosle la oportunidad de redimirse una sola vez, en cancha, en la primera ocasión en la que detectemos esa actitud miserable, haciéndole saber que fue la última vez que lo toleraremos.

Por supuesto que si al reiterarse la actitud no tomamos la digna decisión de abandonar la cancha, cualquiera sea la instancia, ésa también será una actitud que hablará muy mal, pero esta vez, de nosotros mismos.

                                                                                                           * Enviado por Daniel Valente 

                                                                                                              (jugador APT)    

Abril de 2016

● Pobre mi OTRO YO

         por Daniel Valente (jugador APT)

 Sucede con mayor o menor frecuencia, pero sucede. Torneo tras torneo hace su presentación.

Y no por habitual debe considerarse normal. Todo lo contrario.

Me refiero a la descalificación impiadosa dirigida hacia el otro. Si, hacia el otro. Hacia EL OTRO YO, a si mismo, la autoagresión injustificada por los "errores" cometidos durante el juego.

Infinidad de veces nos ha pasado de cometer doble faltas, o hacer devoluciones a la red, o perder voleas con el rival desparramado fuera de la cancha, smash "imposibles" de errar, y la lista podría seguir.
No pensamos que del otro lado de la red hay un jugador que también piensa y ejecuta y que muchas veces nuestros golpes son consecuencia de los del rival, que nos exige, nos hace golpear a la carrera, que nos lleva de la red al fondo y nos quita el aire para pensar, hasta nos obliga a una doble falta sea porque nos lleva 0-5 ventaja resto y ya nos da lo mismo cometerla, sea para evitar una devolución potente. Siempre el rival esta ahí, acechando.

Pero que hacemos ante esas situaciones?

 Lo más fácil. Hacemos aparecer en escena a EL OTRO YO. El pobre otro yo. Nuestra otra mitad. El responsable. El que siempre nos acompaña durante el juego y ejecuta nuestras decisiones. Al que obligamos a sacar, a devolver, a volear o smashar. Agotado o no, siempre fiel, EL OTRO YO ejecuta. Además, para eso lo  llevamos.
Pero claro, mas vale que lo haga siempre bien, no sea cosa que nos haga perder un tanto, un game y menos si es el último. Además no alcanza con encontrar al culpable, sino que también hay que
insultarlo, y si es a los gritos mejor, para que escuche bien y no le queden dudas, y de paso se sienta humillado ante el rival.
Incapacitado para responder, EL OTRO YO intenta olvidar lo sucedido y seguir la lucha……

EL OTRO YO esta herido.

Los próximos minutos pueden ser decisivos. De producirse nuevos errores vendrán nuevas agresiones, y lo que fue una herida leve probablemente se transforme en mortal y la batalla estará perdida.

Reflexionemos, EL OTRO YO es solo el brazo ejecutor de nuestras malas decisiones. No le pidamos que sea más inteligente que nosotros y autocorrija los desvíos.
Hace lo que le ordenamos, ni más ni menos. Para ser justos, en todo caso, también deberíamos agradecerle a los gritos los puntos ganados.

Tratémoslo bien, seamos piadosos, no lo humillemos públicamente y de paso le evitamos un mal momento a los escasos espectadores.
                                                                                                                             Daniel Valente